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Entrevista a Patricio Narodowski, Secretario de Investigación y Vinculación Tecnológica de la UNAJ

Patricio Narodowski es economista, Máster en Desarrollo y Doctor en Geografía del Desarrollo. Investigador y docente de grado y posgrado, publicó diversos libros, artículos, capítulos de libro alrededor de la relación entre economía, sujeto y territorio. Actualmente es Secretario de Investigación y Vinculación Tecnológica de la UNAJ.

“Sin conocimiento científico y sin capacidades complejas es imposible ser un docente como requiere el mundo actual”

 

— Nota publicada el 20 de abril de 2022 —

Por Julio Longa, Andrea Romero y Damián Ierace

¿Qué tipo de desafíos y acciones podemos pensar en nuestras universidades para valorar aún más en contexto las investigaciones que se producen?

La relación entre investigación y la universidad, específicamente entre vinculación tecnológica y vinculación territorial, es central. Hay dos tipos de investigación: la básica y la aplicada. Aunque hoy parece difícil hacer esa distinción. En términos de salud queda claro con todo lo relacionado a la investigación traslacional. Pero para que se entienda el contexto, a partir de un enfoque desde la economía del conocimiento -académicamente, desde el evolucionismo neoschumpeteriano- está claro que lo básico, lo aplicado, la relación con el contexto, el territorio, van de la mano de una manera insoslayable.

En primer lugar, en la universidad (el sistema universitario) no hay investigación en ciencias duras, y en cierta medida en las ciencias sociales, sin laboratorios, sin equipamiento, sin pruebas, sin hipótesis y sin demostraciones. No creo que eso pueda ser considerado positivismo ni empirismo, pero es imposible sin eso. No hay que rehuirle a eso. Por lo tanto, es muy importante que durante los gobiernos de Néstor Kirchner, Cristina Fernández y en este nuevo período, haya habido financiamiento en infraestructura, en equipamiento. Porque sin eso es imposible.

Y en segundo lugar, está la solidaridad con el territorio. Con una mirada puesta en la comunidad, en resolver los problemas de la comunidad, del desarrollo, pero sin olvidarnos que hay ciertos cánones de la ciencia y de la investigación científica que hay que cumplir. Porque a veces parece que una cosa va en desmedro de la otra y eso nos puede hacer perder sustento a los hallazgos científicos. Hay que cuidar eso, también publicar donde corresponde, presentarse a los llamados para ser evaluados por pares, estar acreditado. Es decir, sin olvidar que el objetivo es el territorio, el desarrollo, hay que transitar los caminos de la ciencia de una manera lo más formal posible porque es un reaseguro de que estemos constatando, poniendo a disposición de nuestro conocimiento, de otras opiniones, de otras valoraciones.

La pandemia generó que las nuevas universidades, principalmente las del Bicentenario, tuvieran una gran exposición mediática. ¿Se puede pensar que esa visibilidad fue un estímulo para ampliar la participación en proyectos de investigación?

Tal vez hubo una mayor repercusión en los medios de comunicación, pero los que estamos en el ambiente de la investigación y del conocimiento, de los congresos, las publicaciones y de los progresos científico-tecnológicos, sabemos que es un proceso de largo aliento. Es cierto, tal vez la pandemia lo visibilizó, sobre todo con lo que tiene que ver con el sector de la salud, con el sector de trabajo social, con lo que fue tan urgente ante la pandemia. Pero ya veníamos trabajando mucho y muy bien. En ese sentido, a medida que se fueron acomodando las universidades del Bicentenario y se logró mayor presupuesto para las altas dedicaciones, porque sin las altas dedicaciones es imposible investigar, aparece otro fenómeno que es muy interesante y que muchas veces no se tiene en cuenta: las universidades tradicionales, como la UBA o la UNLP, empiezan a obturar los desarrollos académicos de gente muy bien preparada por ellos mismos, con maestría, con doctorado, con una cierta trayectoria académica pero ya no tienen espacio. Por lo tanto, existe un fenómeno que podríamos llamar sin prejuicio “derrame”, a partir del cual las grandes universidades van obturándole la trayectoria a sus docentes entonces estas personas empiezan a ver en las nuevas universidades un canal para un desarrollo posterior. Por lo tanto, la mayor dedicación para la investigación y esta posibilidad de incorporarse a las nuevas universidades, va armando una masa crítica de investigación. Creo que esto sucede cuando decís que esto es a partir de la pandemia. Pero no es así. Es un proceso continuo en el cual nuestras universidades empiezan a hacer un gran aporte en términos de investigación.

En todo este proceso hay que decir que nuestras universidades, por ese derrame, a esta altura, se nutren de investigadores de alto nivel. Entonces en este contexto retomamos trayectorias ya existentes, lo cual no es menor porque no sería tan fácil construir trayectorias comenzando de 0”. Hoy, si se mira materia por materia, carrera por carrera, proyecto de investigación por proyecto de investigación, contamos con grandes docentes, y es un orgullo para la UNAJ, con grandes trayectorias, con investigadores que publican todo el tiempo, que son referentes en un montón de campos. Eso no hay que olvidarse y hay que tenerlo muy presente. Debe ser un faro para nosotros porque necesitamos que se reconozco el prestigio de nuestra universidad, con alta calidad académica, con docentes investigadores de alta trayectoria. Y a veces, como estamos sometidos a cierta crítica, a cierto prejuicio, a cierto desdén, se pierde todo esto. Nosotros no deberíamos permitir que eso se pierda porque es una de las bases centrales de nuestro prestigio, de nuestro orgullo y además de mostrar que la calidad docente tiene el mismo nivel que cualquier otra universidad.

En relación al docente-investigador, se lo percibe como una persona que cumple dos funciones en el ámbito universitario. Como si ambas tareas actuaran por separado. Pero, ¿qué trascendencia tiene esa tarea de investigación para el trabajo dentro del aula?

La cuestión de la investigación es central en esa relación con la docencia porque posiciona al docente en un alto nivel de complejidad, en términos de su conocimiento. Creo que el docente está constituido de saberes, capacidades y ahí hay una cuestión, vinculada a la investigación, insoslayable. Los que investigamos todos los días, ya sea en ciencias sociales, en los laboratorios, tenemos otras capacidades para dar clase, para transmitir conocimiento. Sin investigación nos atrasamos, perdemos realidad, nos ponemos a hablar de cosas que pasaron hace 30 años. Aunque hay otro elemento, en el que a veces los perfiles más investigativos fallamos, que es en la didáctica. Pero sin conocimiento científico y sin capacidades complejas es imposible ser un docente como requiere el mundo actual. Por ejemplo, es muy distinto para el estudiante cursar Química Ambiental con un docente que a la mañana estuvo en el laboratorio, que se presentó a un proyecto de investigación, que lo llamaron para ser perito de parte en un juicio ambiental. Ese docente llega al aula pro activo, con ganas de contar la experiencia práctica de lo que viene haciendo. Cuando llegás al aula es el momento en el que después de tantos años tratás de sintetizar lo teórico, lo que venís trabajando, con todas estas experiencias y poder transmitir todo esto a los alumnos. Todo eso se ve reflejado en el aula.

En abril, en la UNAJ se lanzó la convocatoria para los Proyectos de Investigación Científica y Tecnológica (PICTO) y también se anunciaron las jornadas UNAJ-Investiga. En esa oportunidad planteaste que hay que evitar la reproducción de asimetría. ¿Esto se relaciona con la valoración no sólo de los investigadores con gran trayectoria sino también con la preocupación por convocar a nuevos investigadores a través de este tipo de instrumentos?

Ese es un aspecto central. Si bien nuestra universidad tiene muchos estudiantes, en cantidad de docentes-investigadores estamos muy lejos de las universidades tradicionales de nuestro país. Eso implica que, si bien la masa crítica adquirió cierto nivel, todavía necesitamos que siga creciendo. ¿Qué significa esto? Que sin dejar de lado los criterios de la ciencia, que implican quién va a dirigir un proyecto, quién va a formar parte del mismo, en qué temáticas vamos a invertir los fondos, qué criterios vamos a tener para evaluar el buen uso de esos fondos y los hallazgos de los mismos, que la ciencia tiene sus propios cánones, se asume esta transición y se plantean determinados parámetros para estos llamados. La universidad trabaja con el Ministerio de Ciencia y Tecnología, también con el CONICET y la SPU, para lograr un tipo de parámetro para formular y evaluar proyectos de investigación acordes a la transición que vive cada universidad. Por eso se llama “orientados”, porque se orientan a las necesidades, a las temáticas que se definen en un plan de investigación que la universidad ya tiene pero que ahora debe rediscutir. Y también nuestra área, la Secretaría de Investigación y Vinculación Tecnológica, trabaja en la detección de grupos de investigación que ya existen y también en el armado de grupos, de equipos para que, por ejemplo, el llamado del PICTO funcione de esa manera. La nueva gestión del rector Arnaldo Medina crea esta Secretaría con la decisión de que la universidad pase a una nueva etapa en la que se reforzará la investigación. y con todo el equipo de la Secretaría nos metemos muy firmemente y venimos

Este es un llamado muy importante porque es orientado, pero desde la Secretaría estamos ejecutando proyectos que venían de antes, presentando a nuevos llamados y también buscamos fortalecer la vinculación tecnológica. Todo esto se hace en el marco del Plan de Mejora, que es un programa nacional para las universidades del Bicentenario. En el cual la UNAJ está metida muy firmemente y desde el cual estamos desarrollando todo esto con mayor profundidad.

Volviendo a la pregunta, para el aumento de la masa crítica, este Plan de Mejoras será fundamental porque tiene contemplado inversiones. Y en la universidad estamos con déficit de laboratorios, por ejemplo. El rector Arnaldo Medina ha puesto el énfasis en esta cuestión porque para la UNAJ es una gran oportunidad para formar nuevos grupos de investigación, consolidar los que ya están, y generar nuevos ingresos a la docencia y a la investigación.

Es interesante esto que planteás porque también suele haber una visión de que se trata de un ámbito cerrado, endogámico. Sin embargo, es muy valioso que se pueda dialogar específicamente sobre la tarea de investigación, cómo se enriquece la tarea docente, uno de los pilares de las universidades. A colación de esto, queríamos consultarte cómo se encaran las jornadas de investigación UNAJ, teniendo en cuenta que es un espacio muy importante para conocer estas experiencias enriquecedoras para los docentes y estudiantes.

Las jornadas intentan ser un espacio en el cual los investigadores puedan mostrar sus hallazgos. Esto hay que hacerlo respetando los cánones porque no es chiste. Tenemos que decir nuestros hallazgos y respaldarlos con pruebas porque sino es difícil que haya ciencia. Podemos instalar debates, podemos incorporar cuestiones teóricas, pero nosotros tenemos que demostrar hallazgos. Y esos hallazgos son discutidos, queremos que se discuta. Hicimos una amplia convocatoria para armar un comité científico y un comité de organización de las jornadas y tuvimos una recepción muy grande. Ahora estamos en el proceso de organizar una unidad ejecutora de investigación en la universidad y encontramos mucha receptividad. Es decir, hay una gran demanda en nuestros docentes investigadores o en gente que tiene una dedicación mínima que tiene hipótesis para probar y una gran necesidad de que esto se haga con seriedad, que se los convoque, que existan estos espacios con el objetivo de progresar en la carrera académica y que les genere prestigio. Es un proyecto que vale la pena.

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