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Entrevista

“Mi mundo es la universidad pública”


Por Andrea Romero

Jorge Moscato, el arquitecto que tuvo y tiene a su cargo la tarea de recuperación y construcción de los edificios de la UNAJ, fue reconocido en los premios UBA que se entregaron a 200 personalidades egresadas o docentes de la casa, en el marco de la celebración de su bicentenario.

“Es bastante fuera de lo habitual porque en general la UBA tiene reconocimientos a los viajeros ilustres. La UBA tiene una estructura muy grande, son 350 mil estudiantes. Y decidieron homenajear a 200 personas por los 200 años de la universidad. Docentes, graduados célebres y personalidades que han sido parte de la vida pública a partir de su formación en esta institución. Fue un grupo de personas muy amplio, entre ellos, Alberto Fernández, Axel Kicillof, Paula Pareto, Horacio Rodríguez Larreta. Dentro de ese grupo, hubo una dedicación especial a las 15 facultades que tiene la UBA y la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo tenía 6 o 7 designados y a mí me tocó ser uno de ellos” cuenta Jorge Moscato.

“Mi mundo es la universidad pública”

Nació con el peronismo, por eso asegura que es “un hijo de la cultura del peronismo”. Moscato entiende que la vida de las personas “siempre se enmarca dentro de una circunstancia en especial” y por ello destaca que siempre cursó en escuelas públicas. Su vida continuó atravesada por estas instituciones ya que también se formó en una universidad pública, donde después de graduarse comenzó a dar clases. Hoy es docente consulto, un profesional con gran reconocimiento en su ámbito y responsable de las obras edilicias en la UNAJ. Previamente estuvo a cargo de la construcción de la Universidad Nacional de Lanús.

“Como principio, nunca aceptaría enseñar en una universidad privada en Argentina. Mi mundo es la universidad pública. Fui docente desde que me recibí, en 1969. Durante 10 años me echaron de la universidad y volví con la democracia”, cuenta. Pertenece además a una corriente de arquitectura nacional y popular “Los Nac&Pop”.  “Siempre he sido muy feliz de trabajar para las universidades públicas y, en particular, de la periferia urbana, que es el lugar donde nací”.

Moscato sostiene que la periferia lo “entusiasma” porque considera que es “sumamente interesante”. “Dentro del caos, hay una cultura maravillosa que tiene una potencia absoluta y que es la que permite a la gente sobrevivir. Ese sobrevivir es lo que hace a nuestra universidad tan interesante. Cuando ese potencial del mundo de la periferia se transforma en cultura, entonces los estudiantes son fantásticos, porque pueden entender el mundo del trabajo, el mundo de la pobreza, de las necesidades de sobrevivir”.

Luego de haber ideado y diseñado el edificio de la Universidad Nacional de Lanús, que forma parte de las universidades creadas en el primer anillo, conjuntamente con General Sarmiento, San Martín, Tres de Febrero, Quilmes, Jorge Moscato fue convocado para la construcción de los edificios de la UNAJ. El ideario que rige en la UNAJ es: “El futuro es posible”.

“Mi mundo es la universidad pública”

Universidades de resistencia y universidades de desarrollo

Moscato entiende que las instituciones deben transmitir valores, más si se trata de un ámbito educativo. Sobre las universidades creadas a fines de los 80, señala que lo interesante es que “son universidades de resistencia, de resiliencia, de rescate personal”. Fueron pensadas en un país  que “estaba destrozado y todas estas instituciones se crean en tejidos sociales muy golpeados. Por ejemplo, la UNQ, el tejido productivo de Quilmes estaba destruido y de hecho se construye en una fábrica abandonada. La UNLa en una playa ferroviaria abandonada. Estas universidades ofrecen una gran cantidad de carreras que le permite a la gente rehacer su vida. Por eso estas universidades apuntaban a reconstituir el tejido productivo y las historias personales de la gente. Estos edificios tienen una característica que comparten: son edificios que reciclan lo existente pero que el lenguaje arquitectónico es casi un recuerdo de lo que fue mejor”, explica.

En tanto que la diferencia que tienen las universidades creadas después de 2000, durante la gestión de Néstor y Cristina es que “son las de un país diferente”, asegura. “Es un país que se lanza al desarrollo. La UNAJ tiene una particularidad, dos carreras estrella, como Medicina e Ingeniería. Las creadas en estos años son universidades que surgieron en un momento en el cual había grandes expectativas en el país de salir de la crisis y pasar a ser una nación desarrollada. Y en ese sentido, mi intención y de mi grupo con los edificios de la UNAJ, es  que los edificios reflejen esa búsqueda de modernidad, de que el futuro va a ser diferente. Por ejemplo, el laboratorio de química,  se ve que el techo tiene la luz arriba y el paisaje atraviesa la nave. Y cuando la miras de afuera, las cajas de vidrio desmaterializan el edificio y ves los árboles que hay atrás y el edifico es una cristalera. Ese deseo de construir edificios muy especiales, está en la arquitectura de la UNAJ”.

“Mi mundo es la universidad pública”

A pesar de los golpes recibidos durante el gobierno de Macri, que dejaron edificios sin terminar en la UNAJ, como el del INTA, Moscato destaca que se tratan de “edificios que reflejan la modernidad, son de alta calidad. Y tienen que expresar para los estudiantes que el futuro va a ser diferente y las carreras ya no serán de resistencia sino de crecimiento. Esa es la meta.  Por eso los edificios blancos en lugar de ladrillos”.

Al momento está en construcción el edificio del Instituto de Ciencias de la Salud. Se trata de un edificio de una planta, de 1000 metros cuadrados, con un patio interno muy grande, “suponiendo que la universidad va a plantar un árbol simbólico, que va testimoniar el crecimiento de todas las cosas”. Está previsto además se sume otro más de cinco pisos, destinado a más aulas y oficinas. “Y pensamos que estos edificios con todos los que tiene alrededor, se van a terminar integrando en un pequeño centro de investigación científica”, explica.

“Mi mundo es la universidad pública”

 “Hay una idea subyacente que es el concepto del edificio educador, que debe expresar el sistema de valores a la gente, el espacio te tiene que decir qué es. Y en el caso de la UNAJ, el emplazamiento es fantástico. El edificio original es una joya arquitectónica y requiere de una gran inversión para poder ponerlo todo bien. Los años que hemos perdido fueron una tragedia pero ahora ya estamos haciendo el edificio del Instituto de Ciencias de la Salud, que va a ser muy lindo”, expresa con muchas expectativas.

Los edificios de la universidad “están pensados y diseñados para reflejar el futuro. Y que el futuro es posible, no es una tragedia. La vida es compleja pero el futuro es posible y hay que empujar para eso”, concluye.

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