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Degradación del medioambiente: los desafíos para evitar nuevas pandemias


Por Tamara Novelle

El mundo quedó paralizado ante un microorganismo que en poco tiempo lo invadió. Pasan los meses y el COVID19 sigue acorralando a la humanidad cuya debilidad quedó expuesta ante el enemigo imperceptible. La pandemia se transformó en la evidencia de que cualquier alteración en los ecosistemas tiene consecuencias y los ambientalistas advierten que de no implementar cuanto antes políticas serias que protejan la biodiversidad, nuevos virus seguirán apareciendo.

El COVID19 no es la única epidemia que afecta al mundo. Muchas otras están estrechamente ligadas al cambio climático, como el dengue o el zika que son transmitidos por mosquitos, y afectan lugares donde nunca antes habían llegado.

¿Son las epidemias una consecuencia del deterioro ambiental?¿Estamos frente a una oportunidad histórica de revertir la destrucción de la naturaleza y comenzar a tomar verdadera conciencia de lo que implica avanzar con este tipo de acciones? ¿Cuáles son los desafíos a nivel regional?

 

Internalizar la variable ambiente

Uno de los objetivos propuestos en la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) es reducir las mediciones de gases de manera imperiosa. Durante el confinamiento, debido a la paralización de muchas actividades, sobre todo las de transporte, las emisiones bajaron un 4 por ciento. Sin embargo, para evitar un cambio climático peligroso (un calentamiento global que supere 1,5 ºC) la reducción debería rondar el 7% anual, a escala mundial y de forma sostenida.

El cambio climático trae aparejado, además del aumento de la temperatura, más precipitaciones y sequías. Se estima que, de continuar con los mismos patrones de consumo y producción, en 2030 pueden registrarse 30% más de inundaciones y hasta 50% más de sequías, lo que conlleva a muchos incendios como los que estuvieron azotando a nuestro país en las últimas semanas.

Homero Bibiloni es coordinador de la carrera de Gestión Ambiental de la Universidad Nacional Arturo Jauretche. Optimista pero también cauto, confía en que es el momento de “internalizar la variable ambiente” en distintos sectores de la sociedad y asegura que en este punto la universidad juega un rol clave.

“En la naturaleza, todo es una cadena de causalidades”, dice. Nada de lo que el hombre realiza es neutro, sino que genera un impacto y ese efecto a su vez provoca otro. “Esta pandemia es producto de esto. Se alteran los ecosistemas y a medida que esto avanza, sucede lo que estamos viviendo. La humanidad está modificando la ingeniería natural, que es equilibrada y perfecta, y eso no es gratis”, explica Bibiloni, docente en Derecho administrativo y ambiental.

El calentamiento global, la tala de bosques, el aumento del transporte y el turismo invasivo. El tráfico de especies, la agricultura industrial, la producción de basura y la contaminación de ríos y mares. “Son tiempos para realmente entender que los recursos con los que contamos no son renovables, son agotables. Al haberse frenado todo hay un gran desafío que es aprovechar para que hagamos todo de manera distinta. Sumar la semilla ambiental en todos los sectores: hacer sinergia con turismo, con energía, con minería, con salud, con industria. Todas las áreas generan impacto y lo que tenemos que lograr es que esas áreas preserven lo máximo posible lo ambiental”, manifiesta Bibiloni.

 

Más riqueza, más contaminación

Según un informe del Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo (Suecia), el 1% de la población, el más rico, ha sido el responsable de más del doble de las emisiones de dióxido de carbono que la mitad más pobre del mundo entre 1990 y 2015. De acuerdo a la investigación, las emisiones de dióxido de carbono aumentaron en un 60% durante esos 25 años, pero el aumento de las emisiones del 1% más rico fue tres veces mayor que el crecimiento de las emisiones de la mitad más pobre.

Se estima que el 75 % de emisión del mundo son generados sólo por 10 naciones. En este panorama mundial, Argentina aportaría el 0,7% de emisión de gases en el mundo. Queda claro entonces que hay diversos niveles de responsabilidades en una problemática que afecta a todos, pero mucho más a los sectores más humildes. Y es en este sentido que los especialistas aseguran que es importante también trabajar desde lo local e implementar líneas de acción que apunten a generar una mayor concientización y educación ambiental, transformar los hábitos de consumo e invertir en sistemas de alerta temprana que ayuden a la prevención de catástrofes.


Redefinir el funcionamiento de las metrópolis

Para el subsecretario de Política Ambiental y Desarrollo Sustentable en el Municipio de Almirante Brown, Máximo Lanzetta, es momento de comenzar a implementar políticas más expansivas, que desafíen los límites territoriales. “Ya no se puede pensar la ciudad en términos de fronteras ni límites municipales. Es necesario redefinir el funcionamiento de las metrópolis y trabajar de forma coordinada. En la región, compartimos muchas cuencas, hay que restaurar corredores biológicos, trabajar sobre todo en el sistema de transporte de manera conjunta. El transporte es un eje fundamental. Es uno de los sectores que más emisión de gases genera. La reducción que se registró durante los meses de aislamiento en el mundo da cuenta de esto. Y siempre son los sectores más vulnerados los afectados”. Y agrega: “Hay que pensar en lineamientos que favorezcan la reducción de la demanda del transporte. Descentralizar los focos industriales y comerciales ante una población cada vez más densa, donde el flujo de viajes y traslados es cada vez mayor”, agrega Lanzetta.

El presidente Alberto Fernández presentó el Plan de Políticas Ambientales que, entre otros puntos, incluye un Plan Federal de Erradicación de Basurales a Cielo Abierto y un proyecto de Ley de Educación Ambiental. También una propuesta orientada a la transformación social y la reactivación económica a través de la financiación de proyectos de agroecología municipal y la generación y preservación de reservas naturales urbanas, viveros y áreas verdes. El momento es ahora.

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