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La neurociencia ante un nuevo desafío: el impacto de la pandemia en el cerebro

Fotomontaje: Gretel Flores
Los cambios de hábitos y rutinas alteran el ritmo del reloj biológico. Diferentes ramas de la ciencia ya estudian cómo afecta la pandemia por el SARS-CoV-2 en la vida cotidiana.

Por Andrea Romero y Julio Longa

Trasladarse para ir a trabajar, para estudiar o simplemente para encontrarse con amigos y visitar a la familiar, todas estas acciones diarias se han interrumpido bruscamente como consecuencia del aislamiento social establecido por la cuarentena para evitar el contagio en gran escala del SARS-CoV-2. Hoy en día se viven muchos cambios en las rutinas diarias y esos cambios, que en un primer momento podían resultar una grata novedad, como por ejemplo trabajar desde casa, a medida que pasa el tiempo va generando esa añoranza por los encuentros, esos vínculos entre colegas, compañeros, amigos o familiares. ¿Cómo impactan todos estos cambios en nuestro estado de ánimo? Este abandono de una rutina de traslados, viajes y encuentros sociales, ¿cómo los procesa nuestro cerebro?

Lia Frenkel

Lía Frenkel, Doctora en Ciencias Biológica

“Los horarios fijos que antes teníamos, ahora muchas personas no lo tienen, no viajan a sus trabajos, a la escuela, y eso es un problema para el cerebro porque nosotros somos rítmicos, entonces los relojes que están dentro del cerebro se están desincronizando”, remarca Lía Frenkel, Doctora en Ciencias Biológica que, al igual que las especialistas en neurociencias Mariana Bendersky y Paula González, son docentes en la Maestría en Neurociencias que dicta la Universidad Nacional Arturo Jauretche. Reunidas a través de una plataforma virtual, analizaron este momento tan particular que estamos viviendo por la pandemia y sobre la experiencia de virtualización de la maestría.

“Los horarios fijos que antes teníamos, ahora muchas personas no lo tienen, no viajan a sus trabajos, a la escuela, y eso es un problema para el cerebro porque nosotros somos rítmicos, entonces los relojes que están dentro del cerebro se están desincronizando”, remarca Lía Frenkel, Doctora en Ciencias Biológica

Además de los cambios en nuestro ritmo cotidiano, para la doctora Frenkel se presentan otros problemas como, por ejemplo, la falta de luz natural: “el acceso a la luz natural es un punto clave, en AMBA hay mucha gente que vive en ambientes oscuros, y esto también incide de manera negativa”. Otros factores son la falta de actividad física las complicaciones que se van presentando para dormir. Para la especialista en Ciencias Biológica, “mucha gente ya ni siquiera camina unas cuadras para tomar el colectivo, para hacer alguna compra y aquellas personas que tienen resuelta la cuestión de la alimentación, lo habitacional, empieza a tener complicaciones para dormir y esto suele generar problemas metabólicos e incluso cognitivos”.

Al respecto, Frenkel forma parte de un equipo de investigadores abocados a estudiar sobre el confinamiento debido al COVID. El proyecto, financiado por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, se titula “Desafíos cronobiológicos asociados al aislamiento social” y tendrá la finalidad de diseñar una aplicación móvil que colabore a sobrellevar el aislamiento desde el punto de vista cronobiológico, para mantenerse de manera más saludable a pesar del aislamiento social y de estar desincronizados.

En este sentido, Paula González, antropóloga y Codirige la Unidad Ejecutora de Estudios en Neurociencias y Sistemas Complejos (ENyS, CONICET-HEC-UNAJ), considera que “por lo que conocemos del cerebro, estos cambios pueden ser un problema, pero hay que estudiar los efectos del COVID en el sistema nervioso y sistematizarlo”.

Paula González

Paula González, Licenciada en Antropología y Doctora en Ciencias Naturales

 

“Hasta el 35% de las personas que tienen coronavirus tienen síntomas neurológicos y lo que se observa es que, por ejemplo, el problema respiratorio mayor es por el compromiso neurológico, ya que parte del centro respiratorio no está funcionando bien”, describe la neuróloga Mariana Bendersky.

Además del impacto sobre los hábitos diarios, también surge la necesidad de investigar los síntomas neurológicos que tienen los infectados con el virus. La neuróloga Mariana Bendersky remarca que “por lo que hemos visto en Europa y en los países que nos llevan la delantera con el virus, es que tiene muchas manifestaciones neurológicas”. Los síntomas más comunes son los mareos, dolor de cabeza, alteración del gusto y del olfato. Bendersky integra una red de neurólogos a nivel nacional que ha creado el Registro Nacional Neurocovid. “Es un registro nacional de manifestaciones neurológicas de COVID que se está lanzando en hospitales y centros de salud de todo el país a través de la Sociedad Neurológica, que rastrea información de los pacientes con síntomas neurológicos”.

Este estudio pretende colaborar para mejorar el tratamiento porque “hasta el 35% de las personas que tienen coronavirus tienen síntomas neurológicos y lo que se observa es que, por ejemplo, el problema respiratorio mayor es por el compromiso neurológico, ya que parte del centro respiratorio no está funcionando bien”, describe la neuróloga.

La maestría en Neurociencias de la UNAJ: de la presencialidad a la virtualización

El ámbito educativo ha sido (y lo sigue siendo) uno de los principales ejes de análisis y de definiciones inmediatas para continuar con las cursadas que se iniciaron de manera presencial a principio de año, y debieron modificarse de manera abrupta. Ante la inminencia del inicio del periodo de aislamiento social preventivo y obligatorio (ASPO), en marzo, la UNAJ tomó la decisión de virtualizar su oferta académica a fin de permitir la continuidad de los estudios de los casi 30.000 estudiantes que se registraban en esa fecha.

Los posgrados no fueron la excepción y también debieron adaptar sus prácticas áulicas, que estaban pautadas de manera presencial, hacia la virtualización. En lo que a la Maestría de Neurociencias respecta, este contexto se define como “un momento muy particular, estamos en una especie de duelo por lo presencial y eso hay que tenerlo en cuenta porque es una situación especial, a lo mejor a los estudiantes les resulta más complicado organizarse y contar con los recursos entonces hemos resuelto ofrecerles todas las instancias de acompañamiento que necesiten”, explica Mariana Bendersky, coordinadora de la materia Neuroanatomía y Neurobiología Celular Estructural, en la cual estudian la anatomía del cerebro, pero “con una visión funcional, es decir, cómo es y cómo se arma el rompecabezas”, explica.

Mariana Bendersky

Mariana Bendersky. Médica Neuróloga

Los y las estudiantes de la carrera tienen una formación muy diversa, lo cual plantea un desafío, como así también la modalidad virtual, a la cual se tuvo que ajustar la cursada, porque supone una nueva manera de pensar ese modo de enseñanza- aprendizaje.  “A pesar de parecer muy abstracto este conocimiento, y debido a las distintas formaciones de los estudiantes, planteamos los contenidos desde lo más básico para que lo pueda entender cualquiera y puedan ir armando ese saber más complejo”, remarca Bendersky.

Paula González, antropóloga y docente de la misma materia, indica que desde su especialidad se aborda “el background genético, ambiental” que tiene toda persona. “Es importante conocer qué es lo normal para poder identificar lo patológico”, explica González y, en ese sentido, se enfoca en “poder saber cuáles son las causas de una variación y para ello abordamos la evolución del cerebro humano y lo comparamos con otros animales”.

Otra de las materias es Neurofisiología, a cargo de Lía Frenkel: “En esta materia vamos desde cómo funciona una neurona eléctricamente, cómo se conectan con otras y hace redes y explicamos cómo eso regula el comportamiento”.

La Maestría en Neurociencias es una carrera de posgrado de Ciencias de la Salud y confiere el grado de Magíster en Neurociencias. Pretende aportar conocimientos interdisciplinarios (desde la Biología Molecular hasta los Estudios Cognitivos y de Neuroimagen), para que los/las futuros/as investigadores/as puedan abordar los problemas de manera traslacional e incorporarse a laboratorios de instituciones públicas y privadas.

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