Por Tamara Novelle
Uno de los consumos que más ha crecido con la pandemia es el de los bolsones de frutas y verduras, una modalidad que permite acceder de forma directa a productos orgánicos casi sin intermediarios. La vuelta a lo más natural, la búsqueda de alimentos libres de agroquímicos, sumado al aislamiento profundizó una tendencia que se viene registrando desde hace ya un tiempo.
En el corredor orgánico que se extiende entre Florencio Varela, Berazategui y La Plata, los cultivos más característicos son los de hortalizas no pesadas (hojas verdes y coles). Por eso, desde hace un tiempo, comenzó a pensarse la incorporación de especies como zanahorias, papas, batatas y calabazas que favorezcan una oferta más diversa y otro aprovechamiento de los suelos.
La Universidad Nacional Arturo Jauretche, junto al INTA, el municipio de Florencio Varela y productores locales del corredor, uno de los más grandes del país desde donde se abastecen a consumidores de la Ciudad y Provincia de Buenos Aires, trabajan en conjunto con el fin de diversificar la producción para la venta directa de hortalizas en bolsones y ferias de la economía social en la región.
En esta línea, la recién llegada es la batata Beaureagard, una especie de color más naranja y dulce que la habitual, con una alta concentración de vitamina A. Es una especie que se cultiva en San Pedro, desde donde se trajeron 2.500 kilos de semillas para que sean plantadas en la zona.
Una variedad rica en nutrientes
“Hicimos un convenio con el INTA y el Municipio para sumar esta especie que es muy rica en nutrientes. Los productores compraron las variedades, el INTA La Plata se encargó del traslado, el Municipio colaboró con la logística y desde la Universidad aportamos el trabajo de estudiantes para la plantación y el seguimiento de los cultivos”, señala Gustavo Tito, técnico del INTA y docente de la UNAJ.
La producción agrícola local se compone básicamente de verduras, flores y plantas, miel, derivados y animales de granja. Pensando en la diversificación, desde del INTA La Plata se diseñó y planificó el armado de los semilleros que fueron distribuidos en la Estación Experimental Julio Hirschhon de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales (UNLP) en La Plata, otro en la Asociación de productores hortícolas de La 1610, La Capilla, Florencio Varela, y otros más chicos en quintas de productores pertenecientes a la organización Unión de Trabajadores de la Tierra, ubicadas en Florencio Varela y el Pato, partido de Berazategui.
“Durante la primavera se hace el trasplante y en febrero se produce la cosecha. Quisiéramos instalar a la región como un polo batatero, son cultivos que están muy vinculados al territorio. Florencio Varela es un gran productor de frutillas y esperamos que también lo sea de batatas”, destaca Tito.
Suspensión de la feria, creación de nodos
Con la aparición de la pandemia, tanto los cultivos como la distribución de bolsones debieron someterse a un procedimiento de estricto protocolo. “Organizamos nodos de entrega, establecimos los procesos para que todo se realice de manera sanitizada. Se tuvieron que repensar las ferias periurbanas. También se realizan talleres para intercambiar experiencias y saberes vinculados al cultivo de batatas”, cuenta el docente.
La Periurbana es una feria de productos saludable que cosechan agricultores familiares de Florencio Varela. Debido al aislamiento, desde marzo no han podido volver a instalarse en los espacios que solían hacerlo, entonces se decidieron formar nodos solidarios, puntos de distribución, llegando a abastecer a más de 450 familias.
Al ser comercializada sin intermediarios, los bolsones se venden a un precio menor que el que se encuentra habitualmente en las verdulerías y las familias productoras también se ven beneficiadas por no tener que vender a distribuidores. Una propuesta productiva donde todas las partes se benefician.
La Universidad se hace en el campo
Mariela Echevarría es estudiante de quinto año de Gestión Ambiental de la UNAJ. Comenzó a trabajar con los productores de la Periurbana después de cursar la materia Gestión de establecimientos productivos del periurbano, que dicta Gustavo Tito en la universidad.
“La experiencia es toda positiva. El aula campo, llevar la universidad a la tierra, es muy bueno tanto para nosotros que aprendemos y podemos aplicar lo que estudiamos, como para los productores que muchas veces trabajan de forma muy artesanal, sin mucha organización. También les acerca la universidad, muchos de sus hijos comenzaron a estudiar en la UNAJ a raíz de este acercamiento”, cuenta Mariela.
Con la llegada de las semillas de batatas de San Pedro, Mariela fue asignada a realizar el seguimiento de esos cultivos: “Este fue un año muy particular. Tuvimos que pensar cómo seguir, cómo sostener las ferias perirubanas. Después surgió este convenio con el INTA y fuimos acompañando a las familias productoras. Son familias que en ese pedazo de tierra tienen su sustento de vida. Si les facilitamos la llegada de nuevas variedades, pensamos juntos la comercialización, básicamente llevamos adelante un trabajo de gestión ambiental, ganamos todos”
“La visibilización de toda esta producción es importante porque mucha gente desconoce que a pocos kilómetros de su casa hay todo un sistema de productores familiares en marcha. La difusión ayuda a que esto crezca y que cada vez más personas elijan este consumo orgánico, directo del productor”, agrega Echevarría.